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Juega y aprende​

La astuta ciencia del juego al aire libre

16 abril 2024

5 min.

La alegría de jugar al aire libre es una parte universal del crecimiento. Si recuerdas tu infancia al aire libre, ¿te acuerdas de lo libre que te sentías jugando al pilla-pilla y al escondite? ¿Y columpiarse de los árboles o sentir la hierba entre los dedos de los pies? Lo más probable es que estas actividades se hayan convertido en recuerdos imborrables de tu época de pequeño explorador.

Aunque el juego al aire libre tiene beneficios físicos evidentes, cada vez que tu hijo juega al aire libre se cuelan otros beneficios en su desarrollo. Más allá de la diversión inmediata, el juego al aire libre puede tener beneficios psicológicos, emocionales y sociales. Sigue leyendo para descubrir por qué el aire libre es un terreno de juego inestimable para criar niños sanos y felices.

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El lado físico

Empecemos por lo más obvio: ¡los beneficios físicos! Hay muchas formas de jugar al aire libre, y seguro que tu hijo ya ha explorado la mayoría de ellas. Ya sea corriendo con los amigos, columpiándose en las barras o practicando algún deporte, todas estas actividades potencian las habilidades motoras al mejorar la fuerza muscular, la coordinación y el equilibrio.

Las investigaciones indican que los niños que participan en actividades al aire libre muestran un desarrollo físico sólido, gracias a estos movimientos variados que ponen a prueba sus cuerpos de formas nuevas y emocionantes.

Otro importante beneficio físico del juego al aire libre es la exposición a la luz solar, que es una fuente natural de vitamina D. Esta vitamina del sol es crucial para la salud ósea, la función inmunitaria e incluso la regulación del estado de ánimo. Y recuerda que, aunque esté nublado, la vitamina D encuentra la forma de aportar sus beneficios.

Jugar al aire libre es una forma fantástica (y divertida) de que los más pequeños se empapen de vitamina D, reduciendo el riesgo de carencia. Y aunque les ayuda a mejorar su estado de ánimo, ¿existen otros beneficios psicológicos?

Ventajas psicológicas

Las ventajas psicológicas del juego al aire libre son tan amplias y variadas como los paisajes que exploran los niños.

Cuando se enfrentan a los elementos imprevisibles de la naturaleza, los niños desarrollan su resistencia y adaptabilidad. Cada tropiezo y posterior levantamiento les enseña perseverancia, una valiosa lección de fortaleza emocional y resistencia.

También hay algo que decir sobre la forma en que el aire libre tiene una manera de llegar a la imaginación y la creatividad de los niños que no siempre es posible en el interior.

La naturaleza no estructurada y abierta de los entornos al aire libre anima a los niños a inventar juegos, crear historias y participar en juegos imaginativos. En la naturaleza, un palo en el suelo puede ser una poderosa espada, el tronco de un árbol un trono y un arbusto espinoso un dragón al que derrotar.

Esta capacidad de usar la imaginación y la creatividad no sólo entretiene, sino que también mejora las capacidades cognitivas, la capacidad de resolver problemas e incluso la preparación académica.

Habilidades sociales en el juego

La dinámica social del juego al aire libre es rica en oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Los niños aprenden a negociar, cooperar y navegar por las jerarquías sociales durante los juegos en grupo y las actividades compartidas.

Esto es especialmente evidente durante el recreo escolar, donde la dinámica social se desarrolla a través de juegos y actividades al aire libre.

Esta interacción social es crucial para desarrollar la empatía, la comprensión y la capacidad de comunicación, sentando las bases de unas relaciones sociales sanas en el futuro.

¿Cómo hacer que su tiempo al aire libre sea lo más enriquecedor posible?

Dados los muchos beneficios del juego al aire libre, es importante que los padres, madres, educadores y cuidadores fomenten y faciliten actividades regulares al aire libre para los más pequeños.

Esto puede incluir reservar momentos y juguetes específicos para jugar al aire libre, facilitar el acceso a espacios exteriores seguros e incluso participar en actividades al aire libre para modelar un comportamiento activo.

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Conclusión

Está claro que el juego al aire libre tiene algunos beneficios no tan evidentes que contribuyen al desarrollo holístico y saludable de nuestros hijos. Animar a los niños a salir y sumergirse en la naturaleza no sólo enriquece su infancia, sino que sienta unas bases sólidas para una vida feliz y equilibrada.