11 junio 2024
5 min.
Poner orden con los niños pequeños a veces puede parecer como negociar la hora de irse a la cama cuando no tienen sueño. Juguetes esparcidos por el suelo, libros desperdigados y un mar de lápices de colores pueden hacer que cualquier padre se sienta abrumado. Pero con unas cuantas estrategias sencillas, la hora de ordenar puede convertirse en un juego de niños e incluso en algo divertido.
Aquí tienes 5 consejos prácticos que os ayudarán a ti y a tu hijo a mantener el orden sin lágrimas ni rabietas.
A los niños les encantan los colores y las señales visuales, así que crea etiquetas de colores para los cubos de los juguetes y las zonas de almacenamiento. Haz que tu hijo participe en la creación de las etiquetas para que se divierta e invierta más tiempo en ordenar. Coloca las etiquetas a la altura de sus ojos y mantén un sistema coherente para que sepan dónde va cada cosa.
Por qué funciona:
Aprendizaje visual: Los niños pequeños aprenden visualmente. Las etiquetas de colores les ayudan a identificar rápidamente su sitio.
Compromiso: Las etiquetas brillantes y atractivas hacen que el proceso de ordenar sea más atractivo y menos pesado.
Independencia: Las etiquetas claras ayudan a los niños pequeños a aprender a ordenar por sí mismos aumentando su confianza.
Convertir el momento de ordenar en un juego puede transformar una tarea mundana en un reto emocionante. Para «jugar», ponga un cronómetro y rete a su hijo a guardar todos los juguetes antes de que se acabe el tiempo.
Cuando termine de recoger antes de que se acabe el tiempo, felicítelo con una pequeña recompensa o chocando los cinco. Si no lo hace, elogie su esfuerzo para que siga siendo positivo.
Por qué funciona:
Motivación: Una carrera contra reloj añade un elemento divertido y competitivo que motiva a los niños a ordenar rápidamente.
Concentración: Los juegos proporcionan un objetivo claro, lo que ayuda a centrar su atención en la tarea que tienen entre manos.
Elogios y recompensas: Ganar el juego puede proporcionar una sensación de logro y refuerzo positivo.
Las zonas designadas para distintas actividades mantienen la casa organizada y facilitan el orden. Crea zonas específicas para jugar, leer y hacer manualidades. Enséñale a tu hijo cada zona y su finalidad y refuerza esta idea ordenando juntos y devolviendo los objetos a sus zonas.
CONSEJO: Coloca alfombras o felpudos de distintos colores para separar visualmente cada zona.
Por qué funciona:
Organización: Las zonas definidas dejan claro cuál es el lugar de cada cosa, lo que reduce el desorden.
Rutina: El uso coherente de las zonas ayuda a los niños a entender la rutina y las expectativas.
Simplicidad: Dividir el espacio en zonas más pequeñas y manejables hace que ordenar sea menos abrumador.
La música puede hacer que cualquier tarea sea más agradable, y la limpieza no es una excepción. Una canción divertida puede motivar a tu hijo a ordenar con entusiasmo.
Elige una canción sencilla y pegadiza que le guste a tu hijo. Cántenla juntos cada vez que llegue la hora de recoger. Utilícela constantemente para que su hijo la asocie con la limpieza.
Por qué funciona:
Disfruta: Cantar una canción hace que ordenar sea menos una tarea y más una actividad divertida.
Memoria: Las canciones pueden ayudar a los niños a recordar los pasos que hay que dar para ordenar.
Rutina: Una canción familiar de limpieza indica que es hora de ordenar, convirtiéndolo en parte de su rutina diaria.
Demasiados juguetes pueden resultar abrumadores para los niños pequeños y hacer que ordenar sea una tarea desalentadora. La rotación de los juguetes mantiene el orden y la frescura. Para obtener algunos consejos, visite el artículo de nuestro blog sobre la rotación de juguetes Montessori aquí.
Por qué funciona:
Concentración: Menos juguetes significa menos desorden, lo que facilita que los niños se concentren en ordenar.
Novedad: La rotación de los juguetes los mantiene interesantes y emocionantes para su hijo.
Simplicidad: Reducir el número de juguetes hace que ordenar sea más rápido y sencillo.
Si sigues estos consejos a diario, la limpieza será más fácil e incluso divertida. No sólo para ti, ¡también para tu hijo! Recuerda que el objetivo no es ser perfecto. El objetivo es que tu hijo adquiera un hábito que le ayude a aprender a organizarse y a desarrollar el sentido de la responsabilidad. Con un poco de paciencia y creatividad, la limpieza puede ser divertida y beneficiosa para ti y para tu hijo.