Los niños necesitan pasar tiempo en la naturaleza, el escenario perfecto para jugar y hacer descubrimientos e investigaciones increíbles.

¿Cuántos de nosotros recordamos la felicidad de jugar en el parque o el patio trasero? Allí vivimos algunos de los mejores momentos de la infancia que aún conservamos en la memoria.

Con las prisas de la sociedad actual y las preocupaciones por la seguridad de los niños, pasar tiempo fuera se ha convertido en algo que necesitamos planificar y supervisar. Además, otra razón por la que los niños pasan mucho más tiempo dentro se debe en gran medida a la tecnología.

Las nuevas generaciones han olvidado que permanecer en la naturaleza es una necesidad biológica que debe cumplirse. Los beneficios de pasar tiempo al aire libre, tanto para niños como para adultos, son casi infinitos. Nuestra salud mental puede beneficiarse al instante de una imagen de vegetación y el canto de los pájaros o el zumbido de las abejas, que pueden reducir inmediatamente nuestro cansancio diario.

Tú, al igual que la mayoría de los padres, quieres que tus hijos estén física y emocionalmente sanos. ¿Qué pasa si te decimos que la mejor manera de inculcar estas cualidades en tus hijos es animarlos a pasar más tiempo fuera?

Pasar tiempo en la naturaleza mantiene frescas las mentes de los niños. Los expone a diversas situaciones en las que se ven obligados a aprender y adaptarse. Por ejemplo, jugar en alturas y superficies desiguales ayuda a los niños a perfeccionar sus habilidades de coordinación y equilibrio. Al controlar sus propias acciones, aumenta la confianza de los niños.

¡Haz tu parte, padre, e invita a tu hijo a jugar en la naturaleza! Veamos juntos, todos los beneficios de hacerlo.

Mejora las habilidades motoras. Los niños que juegan fuera adquieren habilidades motoras más avanzadas que sus compañeros de “interiores”, incluyendo coordinación, equilibrio y agilidad. Cuando los niños están fuera, tienen espacio para correr, caminar o saltar. Pueden gatear bajo los arbustos, trepar árboles y andar en bicicleta, pero necesitan controlar el fondo para no lesionarse. Dale a tu hijo la confianza que necesita al practicar su equilibrio con el Prodigio del equilibrio. Gracias a este, ganará confianza con su equilibrio corporal y con la posición espacial de su cuerpo.

Moverse en este gran espacio lleno de cosas y vidas aumenta la resiliencia y la  capacidad de los niños para negociar riesgos. Al permitir que los niños pongan a prueba sus habilidades físicas, se fortalecen sus cuerpos y adquieren más confianza en sus movimientos, entendiendo qué límites es mejor no exceder.

La naturaleza es saludable. Los niños acostumbrados a jugar fuera generalmente queman más calorías que sus contrapartes sedentarias. Cuanto más tiempo jueguen los niños fuera, más reducen el riesgo de obesidad. Además de esto, fortalecen sus músculos y, estando al sol incluso en invierno, absorben de forma natural vitamina D, vital para sus huesos. ¿Alguna vez has visto lo felices que están mientras corren para atrapar mariposas con la red? ¡Te mostraremos ahora!

La naturaleza enseña responsabilidad. Los seres vivos mueren si son maltratados o no se cuidan adecuadamente. Llevar a un niño a cuidar las partes vivas de su entorno significa que aprenderá lo que sucede si arrancan una flor de la hierba. Vivir la naturaleza es la mejor manera de presentar a los niños el respeto por cualquier forma de vida.

Promueve la creatividad y la imaginación. Este estilo de juego no estructurado permite a los niños interactuar con su entorno. Pueden pensar más libremente y acercarse al mundo de maneras inventivas. No hay pantalla para observar o reglas estrictas que respetar, excepto prestar atención. Hay infinitas maneras de interactuar con entornos al aire libre. Independientemente de cuáles, jugar en la naturaleza siempre activa más los sentidos. Los niños pueden ver, oír, oler y tocar ambientes al aire libre, observando y estudiando animales y plantas. Por lo tanto, pueden ejercitar su mente para inventar cómo jugar.

La naturaleza saca lo mejor de los niños, pero a veces los niños necesitan algo de equipo para comenzar a estudiar bien el medio ambiente.

Necesitan un periscopio, por ejemplo, para ver sin ser vistos y tener un contacto de menor alcance con conejos y aves; o un tarro para insecto para capturar y estudiar insectos, con orificios de aire para que los insectos puedan respirar.

La naturaleza permite la exploración. Ninguna habitación limita el movimiento de los niños, por lo que se sienten seguros al aprender a probar cosas nuevas. Un sendero, un agujero en el suelo o un arbusto pueden ser fuente de descubrimientos interminables. De esta manera, los niños tienen la oportunidad de pensar en la biodiversidad, aumentando su conciencia de preservar el medio ambiente. También tienen la oportunidad de entrenar la orientación. Moviéndose en el gran espacio, tienen que fijar los puntos de referencia para encontrar el camino. Puedes darles un poco de ayuda con una brújula. Al usarla, los niños siempre podrán encontrar el camino a casa.

Por lo tanto, si estás buscando ideas para invitar a tus hijos a la Naturaleza, puedes comenzar por pensar en el equipo. Encontrarás el equipo de los mejores exploradores haciendo clic aquí. ¡Con el equipo Hape para exteriores, las grandes exploraciones están a punto de comenzar!